En su edición del día 21 de enero de 2018 la versión digital del diario “FARO DE VIGO” titula “Once meses para la tormenta perfecta”. En cualquier otra parte del mundo, que no sea en Vigo, Galicia, se podría estar hablando de la “remake” de un estreno de Hollywood o de un fenómeno meteorológico extraordinario. Allí sobran las aclaraciones, pues todo el mundo sabe que se habla de la entrada en vigor, a partir del 1 de enero de 2019, del tramo final de una política acordada entre los ministros del área pesquera en la Unión Europea, según la cual todo lo capturado deberá permanecer a bordo y descargarse en tierra.

 

Esta medida afecta a toda la UE, pero en pocos lugares es un tema tan candente como en Galicia y por que no, en toda España. Sucede que la Pesca en España es el medio directo de vida de cientos de miles de familias.

 

El temido “Descarte Cero”, del cual se viene hablando ya desde 2013, provocaría, de ser aplicado lisa y llanamente sin atenuantes, serios perjuicios, en especial sobre la flota artesanal. En abril de este año, la ministra de Pesca de la Xunta de Galicia Isabel García Tejerina, solicitó formalmente a las autoridades de la UE, eximir de la obligación de aplicación de la norma a la flota artesanal dado su bajo impacto en las pesquerías.

 

Se habla de barcos amarrados antes de tiempo y de pescadores desempleados. La captura incidental descontará de la cuota que el barco tenga asignada, de modo que la aplicación de la norma puede hacer que se reduzcan sus temporadas de faena de forma drástica, dependiendo de cuan efectivos sean para capturar sus especies y tallas objetivos.

 

La política de descarte cero de la UE apunta, en resumen, a llevar a puerto todo lo capturado con independencia de que el pescador tenga cuota para su captura. Habrá especies que no estarán habilitadas para el consumo humano directo y se utilizarán principalmente para fabricación de harinas de pescado.

 

Se presentan numerosos desafíos para el sector pesquero a partir de la entrada en vigor de esta norma en su plenitud. Sucede que no están claras aún cuales serán las prácticas de manejo de la captura incidental que seguirá existiendo y ahora llegará a los muelles. En Galicia, una región que se destaca por la gran cantidad de pesqueros artesanales que descargan en las diferentes “Lonxas” o mercados de pescadores, no ven claro que estos últimos sepan como tratar esa mercadería que no es de las especies comerciales habituales.  No existen siquiera las suficientes fabricas harineras para procesar el producto.

 

En este contexto, es imperativa la incorporación de tecnología que permita ayudar al pescador a reducir la captura incidental. De esta forma el descarte dejará de ser un problema serio.

 

La tecnología de ecosondas SPLIT BEAM puede jugar aquí un rol clave, porque provee al pescador de información bastante precisa sobre la talla de los peces antes de capturarlos. Incluso en algunos casos y con ayuda de interpretación de los distintos instrumentos de a bordo, el pescador pudiera acercarse a tener una idea de si se trata de una especie comercial o no. No obstante, la identificación de especies, con alto grado de certeza utilizando medios acústicos sigue siendo aún un objetivo muy difícil de alcanzar con equipos de uso comercial.

 

Mediante la visualización y comparación de marcas en diferentes frecuencias, teniendo en cuenta no solo la forma, pero también la profundidad del cardumen, así como otros factores del entorno (temperatura del agua, época del año, salinidad, etc.), sumado a la información que provee el equipo SPLIT BEAM, el pescador puede lograr mejorar el enfoque de sus capturas. No se trata de lo que puede o no puede hacer un solo instrumento, sino de la combinación de la información proporcionada por el conjunto de la tecnología disponible y la experiencia del pescador.

 

Es clave disminuir el impacto de la pesca incidental, allí radica la solución al problema del descarte. En otras pesquerías se ha logrado, siempre con un enfoque multidimensional, el cual incluye necesariamente la incorporación de tecnología y el perfeccionamiento de las prácticas de pesca. La penalidad económica que implica no poder descartar y vender a un precio bajo la cuota provee de un incentivo al pescador, pero no resuelve el problema.

 

Capacitación, asistencia tecnológica y ayuda financiera al pescador son factores que contribuirán sino a resolver, a morigerar los efectos de esta política que, por otro lado, persigue el objetivo final de lograr pesquerías sostenibles en el largo plazo.

En su edición del día 21 de enero de 2018 la versión digital del diario “FARO DE VIGO” titula “Once meses para la tormenta perfecta”. En cualquier otra parte del mundo, que no sea en Vigo, Galicia, se podría estar hablando de la “remake” de un estreno de Hollywood o de un fenómeno meteorológico extraordinario. Allí sobran las aclaraciones, pues todo el mundo sabe que se habla de la entrada en vigor, a partir del 1 de enero de 2019, del tramo final de una política acordada entre los ministros del área pesquera en la Unión Europea, según la cual todo lo capturado deberá permanecer a bordo y descargarse en tierra.

 

Esta medida afecta a toda la UE, pero en pocos lugares es un tema tan candente como en Galicia y por que no, en toda España. Sucede que la Pesca en España es el medio directo de vida de cientos de miles de familias.

 

El temido “Descarte Cero”, del cual se viene hablando ya desde 2013, provocaría, de ser aplicado lisa y llanamente sin atenuantes, serios perjuicios, en especial sobre la flota artesanal. En abril de este año, la ministra de Pesca de la Xunta de Galicia Isabel García Tejerina, solicitó formalmente a las autoridades de la UE, eximir de la obligación de aplicación de la norma a la flota artesanal dado su bajo impacto en las pesquerías.

 

Se habla de barcos amarrados antes de tiempo y de pescadores desempleados. La captura incidental descontará de la cuota que el barco tenga asignada, de modo que la aplicación de la norma puede hacer que se reduzcan sus temporadas de faena de forma drástica, dependiendo de cuan efectivos sean para capturar sus especies y tallas objetivos.

 

La política de descarte cero de la UE apunta, en resumen, a llevar a puerto todo lo capturado con independencia de que el pescador tenga cuota para su captura. Habrá especies que no estarán habilitadas para el consumo humano directo y se utilizarán principalmente para fabricación de harinas de pescado.

 

Se presentan numerosos desafíos para el sector pesquero a partir de la entrada en vigor de esta norma en su plenitud. Sucede que no están claras aún cuales serán las prácticas de manejo de la captura incidental que seguirá existiendo y ahora llegará a los muelles. En Galicia, una región que se destaca por la gran cantidad de pesqueros artesanales que descargan en las diferentes “Lonxas” o mercados de pescadores, no ven claro que estos últimos sepan como tratar esa mercadería que no es de las especies comerciales habituales.  No existen siquiera las suficientes fabricas harineras para procesar el producto.

 

En este contexto, es imperativa la incorporación de tecnología que permita ayudar al pescador a reducir la captura incidental. De esta forma el descarte dejará de ser un problema serio.

 

La tecnología de ecosondas SPLIT BEAM puede jugar aquí un rol clave, porque provee al pescador de información bastante precisa sobre la talla de los peces antes de capturarlos. Incluso en algunos casos y con ayuda de interpretación de los distintos instrumentos de a bordo, el pescador pudiera acercarse a tener una idea de si se trata de una especie comercial o no. No obstante, la identificación de especies, con alto grado de certeza utilizando medios acústicos sigue siendo aún un objetivo muy difícil de alcanzar con equipos de uso comercial.

 

Mediante la visualización y comparación de marcas en diferentes frecuencias, teniendo en cuenta no solo la forma, pero también la profundidad del cardumen, así como otros factores del entorno (temperatura del agua, época del año, salinidad, etc.), sumado a la información que provee el equipo SPLIT BEAM, el pescador puede lograr mejorar el enfoque de sus capturas. No se trata de lo que puede o no puede hacer un solo instrumento, sino de la combinación de la información proporcionada por el conjunto de la tecnología disponible y la experiencia del pescador.

 

Es clave disminuir el impacto de la pesca incidental, allí radica la solución al problema del descarte. En otras pesquerías se ha logrado, siempre con un enfoque multidimensional, el cual incluye necesariamente la incorporación de tecnología y el perfeccionamiento de las prácticas de pesca. La penalidad económica que implica no poder descartar y vender a un precio bajo la cuota provee de un incentivo al pescador, pero no resuelve el problema.

 

Capacitación, asistencia tecnológica y ayuda financiera al pescador son factores que contribuirán sino a resolver, a morigerar los efectos de esta política que, por otro lado, persigue el objetivo final de lograr pesquerías sostenibles en el largo plazo.